Hoy os voy a presentar un producto que me dejó muy sorprendida cuando lo descubrí, y es que siempre andamos aprendiendo cosas nuevas y eso es formidable. Se trata del ajo negro. Cuando me lo enseñaron, enseguida contesté, vaya a alguien se le ha carbonizado el ajo en el fuego, porque su aspecto a simple vista era lo que parecía indicar. Pero no!
Nada más lejos, se trata de un ajo común que tras un proceso de fermentación, puesto a una temperatura determinada (aproximadamente 150-180º) durante un periodo de tiempo de 30 a 40 días y después de aireado de otros 40 días, va tomando ese color negro que lejos de ser carbonizado se convierte en un rico alimento y además muy saludable. Lo más importante durante el proceso de fermentación es que no se utilizan ningún producto químico con lo que el proceso es totalmente natural.
El ajo negro conserva las propiedades propias del ajo y además su sabor más suave permite comerlo sin dejar rastro del característico olor a ajo.
Y dónde comprar Ajo Negro, pues en Ajetes tenemos los mejores productos.
Tiene su origen en Japón donde es muy popular por su sabor y por sus numerosos beneficios para la salud. En Europa, y concretamente en nuestro país está haciendo su incursión a través de la cocina de autor y creativa, ya que dado su sabor y su textura y también, salta a la vista, por su color característico. Es ideal para platos como ensaladas, carnes, pescados, además como entrante untado en tostadas dada su textura cremosa. Lo podemos comer crudo o cocinado como el ajo fresco.
Tal como os hemos dicho el ajo negro no sólo en su proceso conserva sus propiedades sino que se duplican aportando grandes beneficios saludables para nuestro organismo y lo más curioso es que tras pasar por el proceso de fermentación pierde el olor tan característico con lo que podemos comerlo sin riesgo a incómodos olores.
El ajo negro se cotiza caro, en el mercado una cabeza de ajo negro puede costarnos unos 4€-5€ aproximadamente y su elaboración casera actualmente no es viable ya que puede resultar dificultosa y costosa. Deben ahumarse los ajos frescos a una temperatura de 150-180º durante 30 días con lo cual manteniendo siempre la temperatura con lo que resulta difícil elaborarlos.
Yo os recomiendo que lo probéis porque os sorprenderá esa mezcla de sabores, picante, dulce, ácido, pero suave del ajo negro.
https://www.ajetes.com/ajo-negro/
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