Los ajos son un elemento imprescindible en nuestra cultura, una de las plantas que más usos y que más cualidades culinarias y propiedades medicinales poseen.
En la antigüedad ya los ajos ocupaban un lugar muy importante en la alimentación y la medicina de nuestros ancestros. En la cocina, se puede usar, bien crudo, hervido, asado, frito, o como base de guisos.
Se trata de una planta que nos ha servido para evitar una mala noche de tos mientras dormimos, para combatir enfermedades humanas y también plagas de nuestras plantas y hortalizas. Sus propiedades medicinales son múltiples, entre muchas razones, porque contiene vitaminas, minerales y una esencia llamada sulfuro de alilo.
Numerosas investigaciones determinan que esta esencia sulfurada ayuda a la digestión, a pesar del mal aliento que genera la alicina. Es diurético, favorece la prevención de la tos, bronquitis, ayuda a reducir el colesterol, numerosos beneficios para nuestro sistema nervioso central, ideal así mismo como antibiótico y como ungüento para preparados de curas de la piel.
Por lo tanto podemos decir que los ajos han servido desde antaño para un sinfín de utilidades, de todo tipo así es que no nos queda más que disfrutar del ajo y aprovechar todas aquellas cosas que nos da la naturaleza y desde aquí nuestro pequeño homenaje.
El ajo es muy rico en sales minerales, azufre, encimas y vitaminas. Además tiene muchas propiedades medicinales.
De acuerdo a los efectos medicinales buscados, varía la forma en que deben ser ingeridos, ya que el ajo posee diferentes propiedades crudo o cocido.
Además de una medicina, el ajo es un alimento natural . Es una planta que no debería faltar nunca en la mesa y debería comerse siempre cruda, pues la cocción destruye sus componente esenciales. Se debería comer en ensaladas crudo para no destruir sus propiedades medicinales.